Los emotivos 42K de nuestra querida trasandina – Buenos Aires 2009

¿Qué fue la maratón para mí? No se. Vencí. Vencí siempre sostenida y acompañada.

Cuando estábamos en el bus camino del hotel al lugar de la partida, Alejandro de la Cuadra recuerda: “los nuevos tienen que escribir su vivencia”…y pregunté: “¿mientras vamos corriendo?”

El 13 de octubre de 2008 mi mamá toma la decisión de partir de este mundo al otro… hacía años me venía preparando para un desenlace del estilo. Lo cierto es que fue MUY fuerte. Dramático. La tierra se abre debajo de los propios pies. Ante la vida y la muerte, la sensación que una tiene es que se es sólo un punto en el espacio y, por otro lado, que se es frágil, muy vulnerable…se es consiente de la finitud. Y, lo más potente, se cae en la cuenta del PODER de la libertad.
Fue un tiempo en que el dolor hondo, profundo, la impotencia y el tremendo amor de mi gente se mezclaron. Frente al sufrimiento y la contrariedad interior en que me dejó su partida, me sostuvieron mis hermanas (las que Dios me regaló) Alejandra Isasa y Malet, Mariana, la comunidad de hermanas misioneras y mi familia: Cris, mis hermanas Lala, Florencia, papá y con mi hermano Guillermo me re encontré en la oscuridad del dolor. Siempre acompañada. El cariño me sostuvo.

¿Qué fue la Marathon de Buenos Aires para mí? Un canto a la vida. La gratitud de saberme querida y sostenida por mi gente y porque en la conciencia de la plena creaturalidad Dios emergió con toda su presencia y paternidad. Fue el 11 de octubre 2009, un año después de mi vieja. La totalidad de mis energías volcadas hacia la vida.

Cuando iba corriendo por las callecitas de Buenos Aires iba puro disfrutando. Mirando. Gozando de cada paso…relojeando al partner Juan Carlos. Riéndome de lo invocado que era Bielsa tanto por chilenos como por argentinos: “les dimos a Bielsa”; “el miércoles le damos una mano” (me olvidaba: clasificamos, GRACIAS!).

En el km 34 supe que no haría las cuatro horas “apostadas”, sentía dolor en las piernas, cansancio, miré el reloj y me dije “este dolor lo sostengo 50 minutos más” y me relajé. Y me puse a escribir (interiormente) la vivencia y la encabezaba así: “A mamá, mi gente y por la vida” pero no me salía más porque andaba tan re contenta corriendo…

En el km 14 me esperaba Guille, mi hermano…creo que él estaba más emocionado que yo. En km 24, 26 y 28, Alejandra Isasa, gran amiga y hermana de la vida, en el km 30 mis hermanas Lala, Flo, Cris y papá que a grito pelado me alentaban! Y que también me recibieron en la meta!!!

¿Qué fue la marathon para mí? No se. Vencí. Vencí siempre sostenida y acompañada.

Eugenia Rivieri